Hoy le hacemos un homenaje a Xavier Corberó, escultor y artista catalán.
El pasado 24 de abril 2017 nos dejó un gran artista. Pero su recuerdo y talento persisten en una de sus grandes esculturas: su propia casa. Se tomó su construcción como un trabajo a largo plazo cuando en 1968 adquirió unos terrenos en Esplugues de Llobregat. Poco a poco la ha convertido en una casa onírica producto de una imaginación única. Él puntualizaba: “No es mi casa, no me interesa tener nada. Este lugar se hizo con la ayuda de mis mecenas y compradores como vivienda para mis esculturas, por eso no hay obras de otros autores”. Se trata de una construcción laberíntica con más de 300 arcos, con grandes salas vacías en sus seis plantas descendentes y unos 5.000 m2 (divididos en 9 edificios interconectados por una decena de patios y 25 espacios) dispuestas en torno a un tragaluz acristalado. La casa tiene 25 dormitorios y baños con habitaciones con mucha luminosidad, con puertas de cristal y madera que utilizan las nuevas tecnologías. Las diferentes alturas se interconectan con ascensores.