En la región de Hazaribagh, en el noreste de la Índia, las mujeres pintan complicados patrones en las cabañas de la tribu. Estilísticamente son algo a medio camino entre el arte rupestre y los estampados florales. Se pintan como celebración en la temporada de bodas y después de los monzones, quedan borrados ya que estos disuelven los pigmentos minerales (manganeso y arcilla, principalmente).
Sin embargo, los cambios económicos en la región hacen que cada vez menos mujeres se dediquen a este arte, por lo que L’Aviva Home, un estudio de Nueva York decidió asociarse con las artistas locales y vender telas y papel pintado inspirado en los patrones que, año tras año, pintan en sus casas.
De esta forma, no solo contribuyen hacer sostenible su actividad sino que la da a conocer en todo el mundo.